Atónitos se quedaron los ojos del casi millón de espectadores que lo seguían noche tras noche. Las lágrimas comenzaban a aparecer en estos volviendo nubosa la vista. No podían creer lo que sucedía en el plató que le dio la fama y lo convirtió en una estrella (el del programa "El intermedio" en LaSexta). Benedicto (de la raza de los elmos risitas) fallecía.
Su fiel amigo, el presentador Gran Wyoming, después de intentar reanimarlo, proclamaba lo que autopsia (realizada por el doctor forense de los Lunnis) dictaría después. En plena carcajada, una arteria se desviaba de su sitio por un ataque de risa ante las tedias palabras de Rajoy, fiel a la ideología de la cadena que le ofreció un puesto de trabajo.
Y como no podía ser de otro modo, en directo murió y en directo fue su entierro a la noche siguiente. "El mundo del periodismo perdió una de sus más ilustres figuras. Un analista político que desde la independencia y el rigor informativo ayudó a que la sociedad española fuera más libre y madura... Dios siempre se lleva a los mejores y a los más chistosos: Franco, Pinochet y Benedicto." Con estas tristes palabras y una cara lángida se despedía el presentador de "Bene", apelativo con el que lo llamaban cariñosamente.
No obstante a rey muerto, rey puesto y Beatriz Montalbán presentaba a Wyoming su nuevo amigo, que dado su parecido con Benedicto, lo llamó igual en su honor. Aún así, será difícil de olvidar para los espectadores la imagen en que sus dos ojos saltones y vivos se cerraron y su risa encantadora se convirtió en silencio en aquella fatídica noche del 12 de diciembre de 2007 y que seguimos recordando 69 días después.
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